Actualizado 28 febrero, 2021
En esta oportunidad les traemos un artículo donde aprenderán todo acerca de los textos argumentativos, como sus características, tipos, estructura y ejemplos. No importa a qué escuela, universidad o curso asistas; tus profesores probablemente esperarán que escribas ensayos argumentativos y debes estar preparado para ellos.
Qué es un texto argumentativo
Un texto argumentativo se suele definir como un tipo de discurso que se ocupa de la presentación y evaluación de argumentos, retóricos o dialécticos, que muestran la relación causa-efecto establecida en un evento o teoría. Entonces, el propósito de los textos argumentativos es persuadir y convencer a la audiencia del valor de las tesis para las cuales la argumentación busca asentimiento para obtener cierta efectividad en el discurso argumentativo (Crystal & amp; Davy, 1969).
Además, los textos argumentativos pueden variar según el tipo de audiencia al que se dirigen, por ejemplo, una audiencia no especializada (apelando al sentido común y principios, valores y lugares comunes) o a un grupo especializado (donde la base para el acuerdo es más específico). Con esta audiencia en mente, el discurso argumentativo puede tomar la forma de una discusión, una entrevista, un discurso, un ensayo, una carta de opinión, una carta o un libro de crítica literaria entre otros.
Tipos de textos argumentativos
Básicamente, podemos distinguir tres tipos de textos argumentativos según el carácter social o el carácter racional de la argumentación: primero, una argumentación subjetiva; segundo, una argumentación objetiva (también llamada científica); y finalmente, otros tipos de argumentación. Hay que tener en cuenta que en la sociedad actual la argumentación está siempre presente en todos los niveles, es decir, en los dominios de la literatura (ficción) y en la vida cotidiana (no ficción).
Argumentación subjetiva
Por un lado, encontramos la argumentación subjetiva, que presenta el deseo del autor / locutor / codificador de comunicar ciertas ideas o simplemente de provocar a la audiencia. De ahí que el orador comience planteando implícita o explícitamente el problema a tratar para organizar los argumentos que le llevarán a una conclusión relevante. En realidad, el hablante se refiere a un sistema particular de conocimiento y su punto de vista se expresa principalmente a través de presuposiciones y connotaciones, que producen argumentos informales, persuasivos, irónicos, apreciativos o peyorativos.
Debido al uso de la dialéctica, este tipo de argumentación es especialmente frecuente. Por tanto, se encuentra principalmente en el discurso oral y escrito. Así, en el discurso oral lo encontramos en discursos políticos, debates, entrevistas, conversaciones informales, reportajes de radio y televisión, mientras que en el discurso escrito lo encontramos en cartas, artículos de prensa, columnas de opinión, cartas comerciales, etc.
Argumentación objetiva
Por otro lado, el tipo objetivo (también llamado tipo científico) está relacionado con el proceso cognitivo de juzgar formalmente un problema dado. De manera similar al tipo subjetivo, el orador comienza planteando implícita o explícitamente el problema a tratar para organizar los argumentos que lo llevarán a una conclusión relevante. Sin embargo, al igual que el tipo subjetivo, la argumentación científica se refiere a los métodos basados en hechos establecidos y obedece a leyes bien establecidas.
En este tipo de argumentación el orador habla desde una perspectiva objetiva, basándose en los datos aportados por (a) referencias bibliográficas tomadas de autoridades y autores relevantes sobre el tema, que se consideran argumentos de autoridad; (b) ejemplos de la experiencia personal del autor; y (c) por analogía, es decir, estableciendo paralelismos y comparaciones con otras ideas o eventos similares que expresan consecuencias de proposiciones similares. De ahí que podamos encontrar documentos de investigación, experimentos, observaciones directas, informes de trabajo de campo, análisis que se reflejan en estadísticas, tablas, diagramas, ilustraciones, fotografías, mapas, etc.
En general, la argumentación científica tiene una estructura mixta, en la que intervienen otros tipos de texto, como las secuencias expositivas, explicativas y argumentativas, y muy pocas veces encontramos un discurso científico exclusivamente. Por tanto, la argumentación científica suele aparecer en relación con exposiciones, explicaciones, definiciones o interpretaciones de un tema determinado.
Otros tipos de argumentación
Aparte de los textos argumentativos objetivos y subjetivos, podemos mencionar algunos otros tipos de argumentación que se basan en el deseo del autor de presentar soluciones o visiones específicas como problemas comunes, es decir, pasar de las premisas aceptadas por la audiencia a las conclusiones que autor quiere establecer. Por tanto, podemos encontrar:
(1) Una argumentación «fortiori», es decir, cuando se argumenta desde una conclusión aceptada a una aún más evidente. Esta técnica se utiliza en textos de comentario, que pueden dar más información sobre temas específicos u ofrecer un punto de vista diferente sobre un tema al mantener valores verdaderos (columna de quejas de periódicos, discusiones, notas a pie de página).
(2) Una argumentación «contraria», es decir, cuando se argumenta desde una conclusión aceptada hasta el rechazo de su contraria. Por tanto, existe una clara disociación entre los argumentos dados. Esta técnica se utiliza principalmente en textos científicos que tienden a ser más específicos, ya que el argumento principal está respaldado por hechos o declaraciones verificables (informes de la NASA sobre Marte, cartas formales, conferencias, bibliografías).
Estructura de los textos argumentativos
La estructura de los textos argumentativos, que buscan persuadir y convencer a la audiencia, no puede ser una secuencia de argumentos desordenados. Sin embargo, debe seguir algunos principios de orden con respecto a la forma en que se agrupan los argumentos para presentar una secuencia organizada de argumentos seleccionados y razonables que lleven al autor a ser eficaz y persuasivo.
Sin embargo, existe una secuencia común de argumentos para todo tipo de discurso humanístico (exposición y argumentación): selección de temas y tipo de trabajo, búsqueda de información, planificación del trabajo, redacción del argumento y, finalmente, presentación. Por tanto, nos centraremos en el primero (selección de tema y tipo de trabajo), ya que es de esta noción que se obtienen tres tipos de trabajo en función del tema (resumen, investigación, argumentación) y en particular, nuestro tema actual: argumentación y estructura secuencial.
La secuencia de la argumentación es bastante frecuente en la redacción de ensayos, ya que es una forma dialéctica (de la dialéctica clásica y la retórica). Puede ser oral o escrito y tiene como objetivo convencer a la audiencia de una manera razonable de una verdad, idea o pensamiento universal, casi siempre cuestionable. El hecho de ser cuestionable trae consigo la esencia de la argumentación: presentar un argumento sugerente y polémico para que el público lo acepte y se sienta interesado en él.
(1) Por lo general, la tesis se coloca al principio del argumento. Aquí el codificador pasa del contexto al texto, es decir, la tesis se relaciona con una proposición general (causa-efecto) que a su vez se relaciona con una particular que sirve de prueba. La conclusión entonces es una síntesis de las dos proposiciones.
(2) La estructura inductiva trata de una estructura sintética en la que la tesis se desarrolla progresivamente, como proposiciones que conducen a una conclusión lógica al final del texto. De hecho, la estructura es similar al tipo deductivo, pero aquí el codificador pasa de hechos particulares a abstracciones generales como base de su conclusión.
(3) Se da una estructura enmarcada cuando la tesis, ya presentada al principio, vuelve a formar parte de la conclusión al final del texto.
(4) El patrón en zig-zag propone un desarrollo alternativo de la tesis a partir de proposiciones positivas y negativas (pro-con-pro-con-pro-con) o al contrario (con pro-con-pro-con-pro ) dependiendo de la posición del autor como proponente o como oponente de la tesis respectivamente.
(5) Los argumentos unilaterales consisten en (a) una presentación del problema + refutación de los argumentos de la oposición + solución o (b) presentación del problema + no refutación + conclusión.
(6) Finalmente, la perspectiva ecléctica, según la cual el autor puede rechazar o aceptar algunos puntos de vista e incluso mostrar la combinación de ambos.